El TDAH es un tema contingente debido
a los altos porcentajes de niños y niñas diagnosticados con este trastorno, hay
diversas posturas respecto a su tratamiento, ya sea a favor de la
medicamentación, como en contra de esta.
Es frecuente observar a los establecimientos educacionales ser los principales
defensores del tratamiento medicamentoso, otorgándole a este un carácter
omnipotente. En estas instituciones se
condiciona el derecho a la educación a alumnos y alumnas que presentan ya sea signos
o diagnostico del trastorno, claramente cayendo en el marco de la ilegalidad y
discriminación., es una práctica frecuente no permitir a los niños y niñas
ingresar a clases sin la respectiva medicamentación, existiendo una clara forma
de presionar a los padres y apoderados a medicamentar a sus hijos e hijas,
siendo que en muchas ocasiones no depende de ellos dar el medicamento, ya que
los centros de salud primaria no siempre cuentan con stock del producto, trayendo
como consecuencia la discontinuidad del tratamiento, la restricción a la sala
de clases y ansiedad de los padres frente a la impotencia de no encontrar
soluciones a lo anterior expuesto. Ante esto surgen diversas interrogantes,
¿los padres están realmente
conscientes de lo que le dan a sus
hijos, sus efectos secundarios por ejemplo? ¿Buscan los establecimientos educacionales solucionar a través de la droga
las falencias en el sistema? ¿Existe detrás un interés económico de parte de
los laboratorios, empresas farmacéuticas y los médicos?.¿El TDAH es un problema
orgánico del niño y la niña o es un problema social dentro del ámbito escolar?,
¿La medicamentación es la única forma de tratar el trastorno?.
Sin duda que se encuentran
variadas respuestas a la preguntas antes planteadas, pudiendo estar o no de acuerdo
con ellas, creemos que una de las grandes falencias se encuentra en la falta de
educación y conocimiento de los padres y apoderados, no precisamente respecto
al medicamento, sino a las practicas en la dinámica familiar que influyen en
este trastorno, nos atreveríamos a decir
que generen conductas en los niños y
niñas que se confundan con TDAH, siendo más bien respuestas a lo que sucede
dentro del ámbito familiar, social y educacional.
Dentro del trabajo presentado y
la información recaudada podemos encontrar la opinión de una profesora que
administra el medicamento en niños, sin embargo, esto se produce en un contexto
distinto del tratamiento.
Dentro de lo investigado con
químicos farmacéuticos, las opiniones fueron claras y concretas, el
Metilfenidato no es un producto suficientemente estudiado como para emitir un
juicio sobre este, aun así hay facultades que lo rechazar por considerarlo como
la “Molécula de la comodidad”, según argumento de “Padres cómodos, Profesores
cómodos y Sociedad cómoda”. Los estudios
en la droga propiamente tal no han sido significantes, puesto que el
Metilfenidato no tiene respaldo antecedente del tratamiento prolongado, esto
debido a que es un medicamento relativamente nuevo y para sostener una
hipótesis es necesario estudiar a los pacientes que fueron medicamentados en
edades avanzadas, es decir, alrededor de los 65 años, confirmando retención de
memoria, estados ceniles demenciales, parkinson, alzhaimer, etc.